¡Felices... fiestas?

Tenía planeado escribir un texto sobre las fiestas y por qué no siento el espíritu navideño que la gente dice tener, pero, la verdad, no estoy inspirada ni para eso.
Me estoy dando cuenta de que me significan muy poco, las siento como un día más. Un día más, solo que mucho más comercial que el resto de los días. Desde Octubre empiezan a decorar todo y a hacer promociones navideñas. Toda la ciudad se vuelve verde, roja y dorada por un trimestre. No se puede caminar por la calle sin ver carteles que lean "Felices fiestas" o entrar a un lugar sin estar rodeado de decoraciones festivas. Todo el asunto está, básicamente, hasta en la sopa. Me enerva.
Antes solía disfrutar de las fiestas, eh, no crean que nací siendo un Grinch. Pero, ahora, sinceramente, siento que no me queda otra opción. Toda esa "felicidad", esas "ganas de compartir" que no son más que la obsesión de la gente por comprar compulsivamente me enajena. Y es que no lo entiendo. No voy a negar que yo también compro regalos para navidad, porque es una tradición y porque realmente me gusta darle algo a las personas que me importan o me significan algo. Pero en estas fechas, ¡se ve cada cosa! Filas y filas de gente esperando para pagar, locales atestados de gente histérica, gritando y peleando a ver quién se lleva qué... en fín, simplemente no me termina de cerrar.
A pesar de todo lo anteriormente descripto, me dan ganas de sentir el espíritu navideño de vez en cuando (bueno, una vez por año). Lo único con lo cual logro conseguirlo es mirando una de mis películas preferidas: Love Actually. Así que eso es lo que me dirijo a hacer en este momento. Crucemos los dedos porque siga surtiendo efecto en mí.
Felices fiestas, si es que lo sienten.